Y perdimos el goce de mear desde las alturas, ¡ahí va, qué chorrazo! Aún conservamos un oscuro recuerdo genético: cuando meamos en el monte, siempre buscamos un árbol para mear contra él. Este fenómeno siempre me ha llamado la atención.
Ander, lo de mear contra un árbol tampoco lo entiendo muy bien, no parece muy adaptativo porque das la espalda a un posible depredador. Lo suyo sería mear con la espalda apoyada en el árbol, en poso chulesca, claro.
Y perdimos el goce de mear desde las alturas, ¡ahí va, qué chorrazo! Aún conservamos un oscuro recuerdo genético: cuando meamos en el monte, siempre buscamos un árbol para mear contra él. Este fenómeno siempre me ha llamado la atención.
Ander, lo de mear contra un árbol tampoco lo entiendo muy bien, no parece muy adaptativo porque das la espalda a un posible depredador. Lo suyo sería mear con la espalda apoyada en el árbol, en poso chulesca, claro.
Será que preferimos que un depredador nos muerda el culo. O que no nos vea la pilila, tan pequeñica.
Ander, hay ciertos comentarios que requieren un testimonio gráfico adjunto.