Estiquipuf
Se hizo mujer creyendo que el amor era la medida de todas las cosas. De esa manera, asida a la nada, esperó durante siglos la aparición de lo imposible. Aprendió a sobrevivir, de puntillas y descalza, sobre la afilada cuchilla que separa la locura del tedio. Hasta que una noche, a punto de engrosar las filas de los que fingen no tener miedo, se encontró con un animal herido ni tan bello ni tan joven que al rozar su mano (¿caricia o herida?) provocó algo tan real, tan tangible, que ella lo confundió con la felicidad durante más de media vida.
Por fuerza tienes que haber vivido esto tan bonito que escribes. ¿No te asusta un poco la pública confesión?
Don Jaime de M., no está claro que sea una confesión, y como es un blog anónimo tampoco sería pública.
Un saludo y muchas gracias.
Entendido. Yo lo decía porque una cosa es hacer un chiste o dar un punto de vista o hacer una reflexión intelectual sobre un aspecto de la realidad, y otra es escribir de lo que uno percibe. Ahí están las cosas de uno, las que generalmente no se cuentan tan fácil. Al menos, a mí me pasa. Pero bueno, no tiene más importancia. Un saludo, escéptico.
Bonita confusión si la sacó de la afilada cuchilla y le puso zapatos…
ein?