Extras: humor inglés
El humor inglés es algo que todo el mundo percibe de un primer vistazo y que nadie sabe explicar. La serie Extras, coproducción de la HBO y la BBC, entra dentro de ese lugar común. Es diferente, en ocasiones muy divertida, a veces te hace sentir incómodo, a ratos te hace pensar.
La serie narra las peripecias de una pareja de extras en el rodaje de diferentes películas. En cada episodio hay una artista invitado. Podemos ver a Orlando Bloom, a David Bowie o a Samuel L. Jackson riéndose de sí mismos y del star-system. Se tocan temas como el narcisismo, la competitividad entre estrellas, el verdadero valor de un Oscar y la mejor forma de conseguirlo, y de paso se hace una autocrítica feroz a la idolatrada televisión pública británica.
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Es curioso este fenómeno, pues hay un montón de series norteamericanas o inglesas que tratan y critican temas como la guerra de Irak, la política exterior y la gestión del dinero público con una naturalidad ejemplar. Incluso como en el caso de Extras o en la dolorosamente cancelada Studio 60 on the Sunset Strip cuentan los entresijos de una cadena o programa televisivo: los tratos de favor, el consumo de drogas, la querencia por la audiencia fácil y el humor burdo, la censura encubierta y otro montón de trapos sucios. Aquí la mayoría de las series supuestamente humorísticas siguen ancladas en los chistes malos sobre Rouco Varela, la derechona y el tamaño del pene. También se agradece que en las buenas comedias no incluyan risas enlatadas, ya sabré yo cuándo reirme, no hace falta que me digan dónde está el chiste.
La única pega de Extras, como buena serie inglesa, es que sus temporadas son de sólo seis capítulos. Una serie en apariencia sencilla, pero que esconde cargas de profundidad contra el mundo del cine y la TV. Sus protagonistas son capaces de llevar la humillación y la vergüenza a límites insospechados, y encima lo hacen con gracia. Si tuviera que apostar por quiénes inventaron lo políticamente incorrecto, diría sin duda que los ingleses.

Los ingleses, sin duda, los ingleses. Y Gervais y Merchant hacen mucha sangre de todo. Les da igual que sean discapacitados, políticos, clérigos…
Es curioso su caso, puesto que sí caen en lo grosero (como muchas de las series españolas a las que te refieres), pero saben trascenderlo y ponerlo al nivel de una sátira carnavalesca.
Bienvenido Nahum,
el secreto del humor está casi siempre en la forma y no en el fondo. En un capítulo de Extras un ex-presentador de la BBC le dice al Gervais “¿Sigue la BBC llena de judíos y maricones?”. Tras esta burrada resuelven la escena con un incómodo silencio (como casi siempre en esta serie), con una mueca, siempre jugando con que el espectador sabe que la serie que están viendo es de la BBC.
Al final es lo de siempre, si respetas la inteligencia del espectador podrás hacer algo digno. Si piensas que al espectador hay que darle todo mascadito, explicar tres veces el chiste para que lo entienda el abuelito, el niño y el que se ha ido a mear, y encima marcar dónde está la gracia con risas enlatadas, tendrás como resultado la mayoría de las comedias españolas.
Estoy de acuerdo en todo.
Un axioma sobre las series españolas: se pueden seguir con los ojos cerrados. Si se descuidan verbalizan hasta los decorados.