Mímica para la ciudadanía
Somos unos paletos. Es hora de reconocerlo. Sólo así se puede entender que cada vez más películas se estrenen con su título original en inglés, o que casi ninguna colonia se moleste en hacer una traducción de la marca. Alguno puede pensar que no traducen porque ya hay un montón de gente que lo entiende y no merece la pena. Error, es justo lo contrario, uno le pregunta a un amigo “¿Qué has ido a ver al cine?” y te dice “Elegy“, y parece una cosa muy sofisticada, un mundo de fantasía, algo prohibido por descubrir. En cambio si te dice “He ido a ver Elegía“, lo primero que se te pasa por la cabeza es que es un bodrio, la vida atormentada de un poeta rojo y homosexual en la España de la postguerra.
Con los perfumes lo mismo, si dices que llevas unas gotas de White Shoulders, pareces lo más de lo más, porque además de oler bien utilizas palabras que nadie es capaz de entender, y queda como muy cool. En cambio, si dices “Hoy me he puesto unas gotas de Hombros Blancos” todo el mundo pensará que es un champú anticaspa, y de los baratos.

La mayoría de las personas de mi generación hemos estudiado durante no menos de 6 años un idioma extranjero, inglés o francés. ¿Cuales son los resultados? Llegamos a París o Londres pensando que sabemos algo, y luego resulta que nadie nos entiende, parece que nuestro profesor nativo es El Príncipe Gitano. ¿Es esto normal? A mí me parece que la enseñanza de idiomas que hemos recibido debería estar en el Código Penal. Lo que teníamos que haber hecho era un curso de mimo, pero uno de los buenos, no uno de esos donde te enseñan a hacer como que entregas una rosa, o que estás atrapado en una urna de cristal. No, uno donde te enseñen a pedir dos platos y postre mediante gestos, o decir al recepcionista del hotel que hay cucarachas en el baño sin necesidad de abrir la boca.
Vamos a ser prácticos, algún día descubrirán que la gente que vive en los países nórdicos tiene un código genético diferente y más facilidad para los idiomas. No perdamos más el tiempo tratando de equipararnos con Noruega, ¡ASIGNATURA DE MÍMICA PARA LA CIUDADANÍA YA!
JAJAJAJAJA….. ay que me parto! Tienes toda la razón, Escéptico. Mira, los sordomudos pueden entenderse perfectamente con un checoslovaco. Ese lenguaje tendría que ser universal! Nada de esperanto ni chorradas x el estilo. Te apoyo, mímica ya!!!!!
Hombros blancos jajajajajajaja que bueno!!! Habria que hacer una lista de productos con nombres chachi guays con su traducción…nos ibamos a reir!!!
Totalmente de acuerdo en lo del ADN y todo lo demás, Escéptico.
Ahora bien ¿a quién denuncio yo por todas esas horas improductivas aprendiendo frases absurdas tales como
“OU é toi? Je suis a la gare de Lyon!” mientras pensaba qué demonios hacía yo con un león en un garaje.
En fin…
Galaecia, yo recuerdo con especial tirria el libro que nos hacían leer en la clase de francés del instituto: Le Grand Meaulnes, novela de Alain-Fournier (el hermano culto de Heraclio, supongo).
En todo el curso no conseguí entender ni una página, hace poco, rebuscando en una caja encontré el libro y todavía tengo el susto en el cuerpo.