El garrulo feliz
Ahora que está de moda hablar de economía me voy a poner a ello. Quiero dejar claro que soy un ignorante en la materia. Podría hacerme el chulito y decir que a mí la macroeconomía se me queda pequeña, pero una frase que empieza con un “a mí” y acaba con un “se me queda pequeña” no parece que sea para mucho fardar.

Tampoco me entran muchas ganas de informarme y documentarme sobre el tema, ya que si se supone que los que más entienden de economía global están llorando por las esquinas y dudando si tirarse de un sexto o de un séptimo piso, no parece que el conocimiento en este caso sirva para gran cosa. Así pues seguiré la filosofía del garrulo feliz: mientras sigan saliendo billetes del cajero, todo irá bien.
Cuando la mayoría de los expertos la pifian, se utiliza la gran frase con la que se cierra todo debate: “lo que pasa es que son ciclos”. No tengo claro si pretenden escurrir el bulto o si hay algo de verdad en lo de los ciclos. Se dice en economía, en historia, en política y hasta en deporte. Por un lado acojona y por otro tranquiliza. Es cierto que no hay nada que no cure una buena guerra mundial y un par de décadas de recesión, pero creo que no se atreven a decirlo de una forma tan clara. Si algún día al echar la vista hacia el cielo veo que un meteorito de proporciones gigantescas se acerca hacia mi cabeza a gran velocidad, pensaré que me ha tocado la fase chunga del ciclo.
Por otro lado, estoy hasta el gorro de oir eso de que en chino la palabra crisis también significa oportunidad. Traduciendo libremente del mandarín podríamos decir que estamos ante la mayor oportunidad de nuestras vidas. Mientras lo vas asimilando, mi receta para la crisis: lee mi blog. Es gratis, de momento.
Fíjate, yo no había oído lo del chino… No sabía que significaba eso.