Donuts y dilemas

Un paquete con 4 donuts, dos con chocolate y dos sin chocolate. Acostaditos esperando su turno, compartiendo un mismo espacio sin disputas raciales, dándonos una lección de conviviencia. La tierna estampa mañanera se torna en incertidumbre y desasosiego. Sólo puedo comer uno y me apetece más el de chocolate, pero por otro lado soy consciente de que la fina capa de cacao hace que el bollo interior aguante blandito un poco más. Si engullo el negrito comeré los desnuditos un poco más duros en los próximos días, si como el desnudito me estoy negando al placer y al disfrute desde bien temprano. ¿Qué haría Nicolas Cage en una situación así?

Una rata olisquearía el paquete y comería el de chocolate, pero ¿acaso somos ratas? Yo soy un adulto que se obliga a tener una visión a medio y largo plazo, que analiza todas las variables y toma decisiones con una bolsa de hielos en la frente. Elegí ciencias puras en el instituto, por dios. El deseo frente a la lógica, en eso consiste la vida, en renunciar a lo que te gusta y tirar palante. Tengo una familia y esperan de mí un liderazgo y un comportamiento ejemplar, no quiero que mi hijo sea de los que entran al refugio nuclear y descubren que su padre se ha comido todas las latas de atún, porque “me fumé un peta y me entró hambre, hijo mío”. Hice lo correcto y no me arrepiento, en eso consiste ser un hombre.