Sanchismo
Tras varios años en la oposición, el PSOE ha celebrado unas primarias para elegir un nuevo líder que sea capaz de unificar el partido y aspirar a ganar unas elecciones. Se han presentado tres candidatos de indudable valía, experiencia y peso político: Pedro Sánchez, el representante de famosos Toño Sanchís y el actor Rodolfo Sancho.
La batalla ha estado muy reñida desde el principio, los socialistas vascos y catalanes habían declarado abiertamente ser sanchistas, mientras que los barones y la vieja guardia del partido apostaban en cambio por un sanchismo más continuista y ortodoxo. En un tercer plano y esperando su oportunidad, un nuevo sanchismo más cercano a la izquierda progresista confiaba en pescar en río revuelto. Todo parecía decidido tras decantarse la federación andaluza en bloque por el bando sanchista, pero el descontento del militante de base con la gestión de su partido en los últimos tiempos ha hecho resurgir la opción sanchista. Pronto se vio que la batalla era entre dos bandos bien diferenciados, por un lado el sanchista y por otro el apoyado por los sanchistas. Al final saltó la sorpresa y el sanchismo se impuso a la candidatura sanchista por un escaso margen. Tras unos instantes de incertidumbre y gritos de “tongo”, los sanchistas han aceptado resignados la victoria sanchista.
En resumen, se podría decir que el gran vencedor de esta apasionante jornada ha sido el sanchismo, mientras que el sanchismo, relegado a un segundo y tercer lugar, pierde fuerza entre las bases socialistas. Mucho trabajo tiene el secretario general por delante para sanar las heridas y recomponer el partido.
El sanchopancismo del PSOE también habría que comentarlo.
Alfanje, el problema del PSOE es que es imposible etiquetarlo, dependiendo de quién esté al mando puede ser sanchopancista o quijotesco.