San Sebastián Blues. Planteamiento

“Pero aquel de la fuente, que nadie lo toque, que lo dejen tranquilo y no lo provoquen”

El detective Juanagan pasea por la Plaza de Gipuzkoa, va rumiando un caso no resuelto del año 84 y un puñado de alfalfa. En ocasiones las ciudades cambian más rápido que sus habitantes, convirtiéndoles en fantasmas de costumbres fijas que se aferran a la monotonía para no perder la cabeza. Otras veces sobreviven a base de melancolía y de recuerdos barnizados a brocha gorda. La situación del país es convulsa como en cualquier periodo de entreIVAs, y una de dos: o las parejas han dejado de ser infieles o ya no tienen dinero para contratar un detective y comprobarlo. Lo único cierto es que no hay mucho trabajo y que el excesivo tiempo libre es primo hermano de la locura.

Los gritos de unos niños lo sacan de su ensimismamiento, se agolpan ante la valla del estanque y señalan hacia su interior. Juanagan se acerca, aparta a los infantes a pescozones y contempla el cadáver que flota en el agua. A lo lejos se oye una sirena de policía y el claxon del tren Txu-Txu.

Saca unos aspitos de su americana y comienza a roerlos. Es una paloma, un pajarraco de los miles que sobrevuelan a diario la ciudad que siempre duerme. No tiene ninguna importancia, en pocos minutos vendrá un empleado municipal, la recogerá con una pala y la tirará a la basura. Nadie se preocupará por ella, y quizás por eso mismo empieza a notar algo duro en su entrepierna. No necesita mucho más. Bautiza a la difunta como Beatriz, apura los aspitos, guarda un minuto de silencio y decide que el resto del día lo dedicará a investigar su muerte. Con la urgencia del que está acostumbrado a perder los trenes más importantes de la vida se va derecho a hablar con el hombre más poderoso de la ciudad.

Entra en el restaurante y pasa directo a la cocina. El presidente de la Asociación de Empresarios de Hostelería de Gipuzkoa se encuentra rellenando botellas de Alzola con agua del grifo.

-¡Juanagan! Mentiría si digo que me alegro de verte.

-Tranquilo, hace años que descubrí que ninguna verdad podría salir de tu boca.

La familia de Michael Ubarchain es dueña de la mitad de los locales de la Parte Vieja. La incompetencia y vagancia de Mike, unida a su avaricia, han hecho de él un empresario de éxito.

-No corren buenos tiempos para el negocio, Juanagan. Las pernoctaciones de catalanes han descendido un 0,3% respecto al agosto anterior.

-Como el que te haga las estadísticas sea el mismo que te elige las camisas estás jodido, Mike.

-Guárdate los chistes malos y dime qué quieres.

-Se llamaba Beatriz, una palomita que frecuentaba la Plaza de Gipuzkoa, ¿sabes algo de ella?

-¿Ha muerto?

-Totalmente.

-Mira, Juanagan, esta es una ciudad maravillosa, y lo último que necesitamos es que alguien de dentro se dedique a remover la mierda.

-¿Sabes cuál es el problema de las postales bonitas, Mike? Que muchas de ellas al darles la vuelta están repletas de tachones y de faltas de ortografía.

-¿Qué quieres decir?

-Todos los días no son domingos de regatas, Mike, y me parece que habéis tardado demasiado en daros cuenta.

-¿Esa es tu frase ingeniosa del día?.

-No, la frase del día es que para vivir en una ciudad afrancesada no me han hecho una mamada decente en mi puta vida.

El hostelero rió por lo bajo, y empezó a pasar agua a unos mondadientes usados quién sabe con qué abyecta intención.

-Creo que vas mal encaminado con este caso. Preguntaré a mis cocineros colombianos por la tal Beatriz, pero no creo que sepan nada.

Juanagan sale a la calle con paso firme. Queda mucho día por delante y no hay tiempo que perder.

a) Si quieres que Juanagan se pase por el ayuntamiento escribe A en los comentarios.
b) Si quieres que visite las oficinas de la Real Sociedad escribe B en los comentarios.
c) Si quieres que llame a la puerta del local de ensayo de un grupo pop escribe C en los comentarios.

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12 Respuestas

  1. El Jukebox dice:

    Aquí hay algo que huele muuuuuuy mal: para empezar, el txu-txu no se inauguró hasta el 90. Lo sé porque estuve allí. Y ahí lo dejo.

  2. Mery Noticias dice:

    A.
    Sublime, querido Confuso 😉

    Por cierto, Jukebox, no dice que sea el 84. Está recordando un caso del 84.

  3. escéptico dice:

    El Jukebox, tiene razón Mery Noticias, la acción transcurre en la actualidad. Eso sí, Juanagan lleva muchos años haciendo la calle.

    Mery Noticias, muchas gracias.

  4. superfrakaso dice:

    A

  5. el jukebox dice:

    Ah, vale, que me había liado.

  6. escéptico dice:

    El pueblo ha hablado.

  7. Shatik 1-3 dice:

    Yo soy más del tipo C. Por ejemplo, algo así me parece que le iría bien…

    La puerta está medio abierta y los acordes cualquier cosa menos melódicos que proceden del interior invitan a Juanagan a irrumpir en el local sin ningún tipo de miramiento. Robert Fountain se percata de su presencia y deja de tocar el bajo, no sin mostrar un visible gesto de incomodidad.

    -¿Qué mosca te ha picado, Juanagan?

    -Sí, Bob. Yo también me alegro de verte.

    El músico dirige una mirada furtiva a su repentina abultada entrepierna al tiempo que humedece sus labios.

    -Y por lo que veo no eres el único. ¿Qué quieres que pueda darte aquí en el local de ensayo y delante de esta gente?

    -Vengo a por respuestas. Sin tapujos.

    -Creo que ya aclaramos lo nuestro hace tiempo. ¿Quieres otra negativa?

    -No se trata de eso esta vez. Beatriz: la emisaria de la paz entre los responsables de Tabakalera. ¿Quién lo ha hecho?

    -Parece que no aprendemos, Juanagan. ¿Quieres seguir revolcándote en esos lodos?

    -Es asunto mío donde meto las narices, Bob.

    -De acuerdo. Pero aquí no encontrarás ese tipo de respuestas. Vas a tener que ir de puerta en puerta.

    -¿Es tu manera de llamarme basura?

    -Sí. Y si no te importa, aquí tenemos que seguir trabajando. A diferencia de otros, nuestra labor embajadora trae buena fama a la ciudad y a toda la tierra vascongada.

    Juanagan no puede impedir que las palabras de Bob funcionen como un resorte y que se sienta impelido a liquidarlo allí mismo. Es algo que tenía que haber hecho hace mucho tiempo, piensa. Los escasos granos de arena en el cono superior del reloj de cristal marcan ya su hora. Al fin y al cabo, la ciudad del glamour tiene otros iconos más valiosos, entre ellos la Semana del Cine Fantástico y de Terror.

    Se lleva la mano al costado y el único bulto que palpa allí desgraciadamente no es el de un frío metal, sino el de la piel plegada que rodea su cicatriz de operación de apendicitis. Ni siquiera esta marca procede de la entrada de una bala que hubiera conferido personalidad a su desgarbado cuerpo. Esta vez Bob ha tenido suerte.

    Juanagan deja que el grupo continúe ensayando tonadillas simplonas y se dirige a su templo sagrado para continuar su investigación: se sube al carrusel. Subido a un caballito y hurgándose visiblemente la nariz, repasa todas y cada una de las piezas del insondable puzzle. ¿Por qué alguien querría haber asesinado a Beatriz dos días antes de que Susan Sarandon recibiera el Premio Donostia y el mismo año en que el Festival del Sol hubiera dejado de celebrarse en la ciudad? ¿Qué consecuencias podría tener para la ciudad el hallazgo del cadáver del ave en tan extrañas circunstancias? ¿Por qué la cajera le pregunta todos los días si quiere hacerse la tarjeta del Super Amara a pesar de la cara de pocos amigos que le pone? Y lo más importante: ¡¿dónde coño había puesto el mando del Blu-Ray, que lleva casi una semana sin poder encenderlo?! Estos irresolubles arcanos le atormentan hasta el punto de marearle y provocarle el vómito. Se da cuenta de que el tío vivo no es el mejor sitio para pensar, especialmente después de la desórbita ingesta de whisky de la víspera, así que se baja del caballito antes de perecer ahogado en su bilis.

    Saca de nuevo los restos del ser alado y pronuncia con voz queda y como entre susurros su nombre: Beatriz. Beatriz… Un torbellino de recuerdos martillea sin piedad cada centímetro cuadrado de su enorme cabeza. Como entre sueños parece ver de nuevo a ese otro ser casi sobrenatural, como un ángel, que le sonreía. Primero en la mesa de juego y después en la cama. Recuerda su grácil movimiento de caderas cabalgando sobre él. Después, un torpe movimiento de sus dedos, un sonido metálico sordo y una mancha de sangre que se extiende y devora la mugre de la sábana. Cinco meses y 4000 whiskies después Juanagan volvía a la acción y retomaba su oficio de detective recuperándose completamente del trauma.

    Y de nuevo ahí tiene en sus manos el cuerpo de otro delicado ser que ya no podrá volar. Todo le parece extrañamente demasiado familiar para ser fruto del mero azar. De repente Juanagan comprende algo crucial. Se ata el gabán raído, se recoloca su sombrero negro de fieltro y desencadena una bicicleta blanquiazul de las del consistorio para dirigirse al lugar donde se ha iniciado todo. Es el principio del fin para los comerciantes de la ciudad de la postal color sepia.

  8. escéptico dice:

    Shatik 1-3, anonadado me has dejado. En cuanto aprenda cómo se hace lo de copiar y pegar publicaré la segunda parte.

    ¡Muchas gracias!

  9. Shatik 1-3 dice:

    Me alegro que no te haya molestado que haga “la del cuco”. Que conste que solamente continúo las historias en los blogs cuando me molan. Y Juanagan parece nuestro nuevo líder y un sólido candidato para las elecciones municipales, amén de claro protagonista de la próxima peli de Urbizu.

    Oye, pues cuando aprendas cómo se hace lo de copiar y pegar, monta un taller online y nos enseñas. Es que enseguida acabo el curso para adultos que estoy haciendo para sacarme el Graduado Escolar y necesito nuevos retos intelectuales.

  10. unesceptico dice:

    Shatik 1-3, Juanagan está negociando para que le den un programa de madrugada en Teledonosti, tratando de aprovechar su fama.

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