Crónica de lo que todos ya sabíamos
-Un cortado y un botellín de agua, son dos con cinco.
Crujir de dientes y castañeo de rodillas, un apacible domingo de mierda se puede convertir en un sunday bloody sunday. Tengo una moneda de dos euros en la mano, pero dudo si sacar la de 50 céntimos o la de cinco. Los dedos se hacen huéspedes y las piernas dejan de pagar el alquiler. No se me ocurre ningún chiste para ganar tiempo que no acabe en te la hinco. Me la juego y saco la moneda de 50, ya de caer hacerlo por arriba, a lo grande.
Catapum.
El sistema métrico decimal, esta noche en Cuarto Milenio.
Ander, tú te reirás pero a mí me generó un desasosiego relativo.
A mí esas situaciones me producen rabia elitista. Me caigo mal.
Has hecho bien… es realmente embarazoso decirle a alguien que se guarde su mísera moneda de 5 céntimos y saque una de 50 mínimo para acabar de pagar. Si hay que aclararlo, normalmente la gente reacciona sacando de la cartera el billete más grande que se tiene para demostrar dos cosas: que se ha entendido mal(actitud humilde) o el interlocutor se ha explicado mal(actitud prepotente), pero que además le sobra a uno para pagar…
cio, ¿tú eres de las que dicen dos con cinco? Eso cambiaría completamente nuestra relación.
¿¿¿Y de dónde crees que he sacado mis conclusiones??? Todo ello como experimento sociólogico, por supuesto…
Dos con ocho hubiéra resultado un número más cómodo. Y no tanto por la única opción númerica posible, sino más bien porque se te hubiera ocurrido algún chiste (lo que no sé si peor) que no acabase en “te la hinco”.
Shatik, con ocho no se me ocurre ninguna rima grosera a la par que jocosa.